martes, 28 de junio de 2011

Ío, recordando al antiguo sistema solar.


Ío, satélite más cercano a Júpiter.

 
 Los científicos habían realizado la hipótesis de que la gran gravedad de Júpiter debería afectar a sus sólidas pero maleables rocas con mareas que se produce por su acercamiento a Júpiter, este hecho produciría un calor suficiente para que el interior del satélite se derritiera.

Además de esto los planetólogos observaron signos en la lava de la superficie que señalaban a que sus cientos de puntos volcánicos se alimentaban de un "océano" de magma interior.

 Pero por desgracia, las intenciones de los científicos de usar el poderoso campo magnético de Júpiter para sondear el interior de Ío se vieron frustrados por los escombros volcánicos que se elevan considerablemente. Actualmente los investigadores del caso informan de que al fin se pudo sobrepasar las interferencias, observandose una firma magnética que unicamente Ío podría producir, en el caso de que en su interior se hallara una capa de magma electricamente conductor (magma cargado de cristales) de mínimo de 50 kilómetros de grosor bajo su corteza rocosa. Este descubrimiento recuerda a los primeros días del Sistema Solar, cuando la mayoría de grandes cuerpos rocosos tenían océanos de magma, hasta que se enfriaron.


-/C

Fuente de inspiración: news.sciencemag.org
Fuerte de imagen: es.Wikipedia.org

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